El adaptar a un animal de la vida silvestre para la convivencia con el ser humano es posible, gracias al proceso denominado impronta. Un felino de cuatro meses, ha sido un claro ejemplo de este procedimiento. Al jaguar fue destetado de su madre y se evitó el contacto con jaguares adultos para que no aprendiera sus comportamientos.
martes, 28 de septiembre de 2010
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