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miércoles, 14 de julio de 2010

La inmoralidad del hijo putativo de Elba Esther Gordillo

Angel Mario Ksheratto Flores

Columna: Fichero Político

Tuxtla Gtz., Chiapas.- 13 Julio 2010.- Contra lo que dispone la ley electoral, David Aguilar regresa al Congreso del Estado y deja abandonados a sus electores.

En un documento fechado el 7 de julio pasado, solo un día después de la jornada electoral, Aguilar Solís informa al Presidente de la mesa Directiva de la Cámara de Diputados, José Ángel Córdova Toledo, que “a partir del día jueves, 08 de julio de 2010, me reincorporo a mis actividades como diputado integrante de ésta legislatura”.
No había el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana terminado el cómputo de votos, cuando el exdirigente magisterial e hijo putativo de Elba Esther Gordillo, la corrupta “líder moral” del magisterio nacional, había solicitado su regreso al Congreso, violentando no solo el resultado electoral que aparentemente lo favoreció, sino la ley electoral del estado, la misma a la que, sin el menor asomo de vergüenza, recurre para justificar su desmedida ambición económica.
“Con fundamento en lo dispuesto por el artículo 20, párrafo tercero, del Código de Elecciones y Participación Ciudadana; y toda vez que al haber concluido la jornada electoral celebrada el pasado 04 de julio, y de conformidad al resultado del cómputo realizado por el Consejo Municipal Electoral para la elección de miembros de Ayuntamientos (sic) de Tonalá, Chiapas, me favoreció y que será hasta el 1 de enero de 2011 en que tome posesión del cargo…”, justifica el exdiputado en la escueta carta.
No obstante, el artículo al que hace referencia Aguilar Solís, es claro, contundentemente claro. Dice textualmente el artículo 20, párrafo tercero: “Los servidores públicos separados temporalmente de su encargo para contender en el proceso electoral, podrán reincorporarse al mismo una vez concluida la jornada electoral si no son electos; caso contrario, deberán separarse conforme a las disposiciones que sean aplicables, durante el tiempo que permanezcan en el cargo para el que fueron electos.”
Nada más explícito; solo podrán regresar a la curul, SI NO SON ELECTOS. En el caso de haber resultado electos, como el mismo Aguilar Solís admite en el mismo documento, DEBERÁN SEPARARSE CONFORME A LAS DISPOSICIONES QUE SEAN APLICABLES, DURANTE EL TIEMPO QUE PERMANEZCAN EN EL CARGO PARA EL QUE FUERON ELECTOS.
Actualmente, David Aguilar Solís, es alcalde ELECTO. No puede, según la ley, regresar a la diputación, a menos que decline a su condición de edil electo. Haber solicitado su reingreso al círculo de diputados locales, parece aclarar algunas cosas.
Primero, la fecha del documento. Un día después de las elecciones.
¿Sabía el diputado con licencia que habría una revisión del conteo de votos que no le favorecería? ¿Lo hizo porque en el fondo sabía que no ganó el proceso de manera limpia y quiso de esa forma hacerlo saber a todos?
A todo esto, la ambición de David Aguilar Solís, lo delata como un hombre sin escrúpulos, al que poco le importa la responsabilidad que adquiere como político, si es que alcanza esa posición en el mundillo en que se mueve.
Si dejó la diputación para ir en busca de una alcaldía, es porque ya no quería ser diputado; eso pensaría alguien con lógica. Pero no es el caso de éste señor. No quiere perderse el sueldo de diputado. Así de fácil, como si estuviera muriéndose de hambre. Es verdaderamente vergonzante, inmoral, inaceptable.
La pregunta es si le permitirán que viole la ley en la que intenta ampararse para regresar a su curul. No dudamos que así será, pues en Chiapas, al parecer, las leyes han sido hechas para ser violadas. ¿Qué deberán esperar los tonaltecos con un alcalde ambicioso e inescrupuloso?
Si no ha sido capaz de dejar el sueldo de diputado y si ha sido acusado de robarse los fondos del magisterio, no dudemos que al erario de Tonalá, lo dejará pelón. Es su modus vivendi.
Inmoral entre los inmorales; David Aguilar Solís, ganador bajo sospecha de las nada claras elecciones para alcalde de Tonalá, regresó a hurtadillas a la curul que ocupaba en el Congreso del Estado, arguyendo términos legales a medias, recurriendo a leyes que, con todo el cinismo del mundo, puso a modo para favorecerse a sí mismo.

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